Vistas de página en total

Sobre las Guerras Modernas

Lo que se ha hecho no se puede deshacer, pero se puede evitar que ocurra de nuevo. Ana Frank

El proyecto Integrador: Sustento de los Programas Nacionales de Formación Universitaria

“educar es todo lo contrario a “hacer pensar”, y mucho más aun, es la negación de todas las posibilidades transformadoras del individuo vueltas hacia el ambiente natural y social en el cual le tocara vivir”. (Paulo Freire; 1965)

El acto comunitario de-construir conocimiento en el Proyecto Integrador

El hecho educativo responde a un proceso complejo de resignificación de las realidades que los seres humanos construyen diariamente con base a las relaciones que entablan entre sí y con otros para dar sentido a lo que conocemos como sociedad.

Recurso para el Aprendizaje: Animación en Plastilina

Luis Fernando Claros Posada, ha venido desarrollando este tipo de actividades en distintas barriadas de San Cristóbal, logrando producir junto a un grupo de 15 jóvenes entre mujeres y hombres, siete cortometrajes, que serán reestrenados junto a esta nueva producción Comunitaria en los próximos meses.

Vincular para teorizar, Teorizar para transformar la Realidad: CIVS Construcción de un proceso histórico

“Lo Único Permanente Es Que Vivimos En Un Mundo De Cambios” Heráclito de Éfeso

sábado, 17 de abril de 2010

Hicieron falta, 200 Años

Esta mañana el Compañero Tony Portillo, nos ha hecho llegar este poema de su autoria, y que mejor forma de reconocer su trabajo, que permitir que ustedes lo lean, aqui se los dejamos compañeros, y recuerden:                                                                                       PATRIA SOCIALISTA O MUERTE ESTAMOS    VENCIENDO COMANDANTE

                                                                                           Hicieron falta, 200 Años

¡Independencia ¡ Lo gritó el indio, lo gritó el negro resuena siempre en todos los pueblos. ¡Independencia!. Palabra que con solo nombrarla, se abre la boca y nuestra existencia.

200 años han pasado, del grito más esperado …¡Independencia!. ¡Bicentenario! se grita ahora, se alegran los niños y las señoras, actos hermosos están presentes, hablan ministros y presidentes.

¡Bicentenario!, ¡extraordinario!. Después de 200 años.

Cuánto cuesta decirlo y cuanto cuesta entenderlo, hicieron falta 200 años para comprenderlo. Nuestro pueblo dormía, sin recuerdos de la vida, sin pasado, sin historia, ¡Nuestro pueblo se moría!, fallecía, sin memoria.

Y cada 19 de abril, era una fecha más, ¡FIESTA NACIONAL¡… Igual que un carnaval, políticos de cuarta se colocaban la máscara visitando cada año el Panteón Nacional.

Y el Bolívar de nuestro pueblo se perdía. Ahora su rostro se veía en salones de jerarquía en cuadros grandes o pequeños, con vela o sin alumbrar, lejos de nuestra gente, lejos de nuestras mentes un retrato nada más.

Era otro Bolívar, un Bolívar para defender lo que ellos llaman democracia, un Bolívar de políticos de aristocracia, con muchas coronas y flores, pero allá en Miraflores, whiskys y sones, políticos ricachones…NO VOLVERÁN. Volverá Ultraman, Capulina, Heidi, Marcos y hasta Lulú y se quedarán como Busch, por fuera como la guayabera, del horno, no se saca peras, ellos nunca volverán.

200 años de independencia, pesan mucho a la conciencia, once de revolución pesan con mayor razón. El pueblo está despertando, debemos estar conscientes, ahora se está organizado en patrullas, consejos comunales y frentes, sabe de economía, andragogia, desarrollo endógeno y plusvalía, participa en reuniones, toma decisiones, no se deja explotar, responde con irreverencia, rechaza el capitalismo, quiere cambiar el sistema, escucha “Aló Presidente”, de eso está muy pendiente y el lunes a comentar, lo que dijo el Presidente, la revolución es del pueblo, poder popular para la gente, que se formen las comunas, proyectos endógenos eficientes, que la educación sea libre, como lo dijo Rodríguez y Freire, que exista una oposición, pensante y que se respete, porque la que tenemos nada en su mente tiene, solo repiten guiones, de aquellos grandes señores, que en nombre del terrorismo, invaden, asesinan y maltratan niños, mujeres y hombres también, sin importar la gente, mucho menos el ambiente, son locos, dementes, pero el culpable es Fidel.

Recordemos que el imperio es el dueño de los medios, convierte al mundo en robot, así va haciendo su complot con sus bases militares, y ahora acusan a Chávez y a Correa en Ecuador.

Igual pasa con Evo, con Cristina en Argentina, con Ortega en Nicaragua y ahora Uruguay. Con Honduras ya lo hicieron, y los opositores que dijeron, nana nanay…, solo repitieron los mismos guiones del norte, por facebook, twiter y hotmail, páginas web y marchas virtuales, la oposición perdió la calle, solo les queda el internet.

200 años de revolución, 200 años de esfuerzo, y en estas próximas elecciones, vayamos juntos pero dispuestos, a paso de vencedores, con un líder en Miraflores, bien claro y con argumentos.



Autor: Tony Portillo.
19 DE ABRIL 2010.

lunes, 5 de abril de 2010

Entre Cartas y Respuestas

A raiz de la publicacion de un editorial en Tal Cual, en el que se le menciona, Alan Woods (miembro del Parlamento inglés), le responde a Petkoff.

Les copio el editorial y la respuesta.

Saludos
Editorial de Tal cual

LOC@DeMia “SOCIALISTA”

El más reciente asesor político de Chacumbele es un tal Alan Woods, inglés y trotskista. Desde los tiempos en que el Gran Ideólogo se inspiraba en el famoso Oráculo del Guerrero, que no mencionó más nunca después que Boris Izaguirre hizo público que se trataba de una suerte de breviario gay, Chacumbele ha contado con los más disparatados y contradictorios “asesores”.

Primero fue el argentino Norberto Ceresole, quien terminó botado del país cuando Miquilena alertó a Chávez acerca de las ideas nazifascistas y antisemitas de tal “teórico”. Pero Chacu le compró algo de su quincalla: la idea antidemocrática de la relación directa del líder con el pueblo, prescindiendo de cualquier mediación institucional que no fuera la Fuerza Armada. Líder, Pueblo, Ejército: eso le encantó. Luego fue un charlatán alemán, Heinz Dieterich, inventor del concepto “socialismo del siglo XXI”, que el tal Woods considera (y en eso habría que darle la razón) que “tiene una gran ventaja, ¡nadie tiene la más mínima idea de lo que eso significa!” Lanzado Dieterich al pote de la basura, no se sabe bien por qué, Chacumbele cogió un sarampión con el marxista húngaro Istvan Meszaros, traducido por Jorge Giordani.

No ha vuelto a mentar a Meszaros, porque ha acogido como nuevo mentor “espiritual” al trotsko Alan Woods, que lo ha obligado a “asumir el marxismo y el leninismo”. Woods, aparentemente, lo convenció de que en lugar de seguirse caletreando el pesado ladrillo de Meszaros le salía leerse el propio clásico de Karl Marx, El Capital, pero, de paso, en una traducción mejor que la que le regaló Alí Rodríguez.

Woods es un reivindicador del “marxismo-leninismo” y seguramente espera que muy pronto su pupilo se declare como tal y no como un mero “marxista”.El primer paso fue “asumir” el marxismo y recomendar la lectura de un folleto de Lenin, El Estado y la Revolución. Woods forma parte de ese puñado de náufragos que dejó el derrumbe de la URSS; unas ánimas solas, que andan buscando patrocinador, para seguir pontificando sobre el “marxismo-leninismo” y “la revolución” desde sus púlpitos polvorientos y cruzados de telarañas.

Ni una sola palabra de las que dice contiene una idea nueva o renovadora; peor aún, se jacta de ser apenas un salmodiador de clichés, con la excusa de que la rueda ya fue inventada y él no va a crear nada nuevo, porque ya todo está dicho en el “marxismo-leninismo”. Este –alguien tendría que hacerle el favor a Chacumbele de enterarlo– es un invento de Stalin (quien, además, le agregó su propio nombre al engendro, “marxismo-leninismo-stalinismo”, suprimido después por sus herederos), que no tenía otro propósito que operar como el catecismo dogmático de esa suerte de religión laica en que se transformó el marxismo en la Unión Soviética y en todo el casi desaparecido movimiento comunista mundial.

El “marxismo-leninismo” terminó siendo una pesada guaratara ideológica que los supuestos dueños de la Verdad, los comunistas, lanzaban a las cabezas que se atrevían a pensar por cuenta propia. Con esas antiguallas de Alan Woods no se puede construir una nueva sociedad sino hacer aún más gorda la tremenda torta que está poniendo Chacumbele. Es como confundir la astronomía con la astrología o creer que la Tierra es plana.

____________________________________________________________________________
                                                          Estimado Teodoro Petkoff,

Leí con gran sorpresa su artículo del 2 de marzo, en el que presenta un cuadro totalmente incorrecto tanto de las ideas que defiendo como de mi relación con el Presidente Chávez. Usted empieza su artículo diciendo: “El más reciente asesor político de Chacumbele es un tal Alan Woods, inglés y trotskista”.

En la primera frase usted comete dos errores. ¡No está mal para empezar! En primer lugar, Alan Woods no es inglés sino galés. En segundo lugar Alan Woods nunca ha sido requerido como asesor del Presidente Chávez. Sin embargo, según usted, no sólo soy asesor del Presidente, sino también su “nuevo mentor ‘espiritual’”, algo que ni siquiera sé lo que significa.

Quizás no se ha dado cuenta que vivo en Londres y no en Caracas. En las ocasiones en que he visitado esa ciudad, he tenido algunas conversaciones con el Presidente, pero ese es todo el contacto directo que ha habido entre nosotros. La última vez que le vi fue en Copenhagen en diciembre, pero literalmente sólo por unos minutos, ya que las “democráticas” autoridades danesas sabotearon la reunión que estaba prevista con sindicalistas daneses, en la que yo estaba presente.

Es cierto que el Presidente Chávez en más de una ocasión ha recomendado mis libros, específicamente Razón y Revolución y más recientemente Reformismo o Revolución, que, por las citas en su artículo, parece que también usted ha leído. Este segundo libro contiene una crítica a las ideas reformistas que defiende Heinz Dieterich. Usted también critica a Dieterich, pero está claro que lo hacemos desde dos extremos opuestos del espectro político y por razones totalmente diferentes.

Obviamente, me complace que mis libros hayan sido recomendados por el Presidente, que es uno de los pocos dirigentes políticos del mundo que tiene un interés por las ideas y la lectura. Creo que hubo un tiempo en el que incluso usted leía libros marxistas. Pero asumo que en el pasado más reciente se habrá sentido más cómodo en la compañía de George Bush, que sólo ha leído el Primer Libro del Génesis, y ni siquiera lo terminó.

Usted añade que el


“trotsko Alan Woods, […] le ha obligado [a Chávez] a ‘asumir el marxismo y el leninismo’. Woods, aparentemente, le convenció de que en lugar de seguirse caletreando el pesado ladrillo de Meszaros le salía leerse el propio clásico de Karl Marx, El Capital, pero, de paso, en una traducción mejor que la que le regaló Alí Rodríguez”.


Por supuesto que recomendaría la lectura de El Capital de Marx a cualquiera, pero nunca he tenido ocasión de recomendárselo al Presidente Chávez. Esta es una más de las invenciones de su creativa imaginación. Tampoco tiene ninguna base la afirmación de que yo obligué al Presidente de Venezuela a “asumir el marxismo y el leninismo”. Cualquier que sepa algo sobre Hugo Chávez, sabrá que no es fácil obligarle a hacer nada.

Usted dice que: “Woods es un reivindicador del ‘marxismo-leninismo’ y seguramente espera que muy pronto su pupilo se declare como tal y no como un mero ‘marxista’”. Presentar al Presidente Chávez como un pupilo mío, o de cualquier otro, es otro intento de implicar que es un hombre sin inteligencia ni opiniones propias. Es más, lo que se insinúa es que el Presidente está controlado por un extranjero. Yo podría responder que la oposición venezolana ciertamente está controlada por extranjeros… en Washington. Pero eso es totalmente falso en el caso del Presidente Chávez.

Lo cierto es que tiene opiniones propias bastante fuertes, y no es pupilo de nadie ni se subordina a nadie. Chávez es un hombre que escucha, lee y aprende. De las conversaciones con diferentes personas y de sus propias lecturas extensas se forma una opinión y decide. Rechaza unas ideas y abraza otras. Sus puntos de vista han evolucionado gradualmente sobre la base de la experiencia. Lo mismo se puede decir de millones de hombres y mujeres para quienes los últimos diez años han sido una amplia escuela en la que han aprendido más que en cualquier otro momento. Ha habido errores y giros equivocados, pero al final, los instintos revolucionarios de las masas han demostrado ser un compás firme que apunta en una sola dirección: la necesidad de un cambio fundamental. Esto es lo que preocupa a la clase que usted representa.

El tono irónico y jocoso de su artículo es una máscara que esconde una profunda preocupación por la evolución política tanto del Presidente Chávez como del movimiento que dirige. Lo que usted no puede entender o aceptar es que la evolución política de Hugo Chávez sea el resultado de conclusiones que ha sacado de su propia experiencia de la revolución misma. El motivo de sus quejas es que Hugo Chávez ha evolucionado políticamente, y que esa evolución ha sido hacia la izquierda, reflejando el movimiento hacia la izquierda de las propias masas. Este hecho se puede expresar en el auge y caída, no sólo de los asesores del Presidente, sino también de los partidos, dirigentes y tendencias en el movimiento bolivariano. Tales cambios se han observado siempre en cualquier revolución en la historia.

Permítame citar lo que el gran revolucionario ruso León Trotsky dijo al respecto:


“Las masas no van a la revolución con un plan preconcebido de la sociedad nueva, sino con un sentimiento claro de la imposibilidad de seguir soportando la sociedad vieja. Sólo el sector dirigente de cada clase tiene un programa político, programa que, sin embargo, necesita todavía ser sometido a la prueba de los acontecimientos y a la aprobación de las masas. El proceso político fundamental de una revolución consiste precisamente en que esa clase perciba los objetivos que se desprenden de la crisis social en que las masas se orientan de un modo activo por el método de las aproximaciones sucesivas. Las distintas etapas del proceso revolucionario, consolidadas pro el desplazamiento de unos partidos por otros cada vez más extremos, señalan la presión creciente de las masas hacia la izquierda, hasta que el impulso adquirido por el movimiento tropieza con obstáculos objetivos. Entonces comienza la reacción: decepción de ciertos sectores de la clase revolucionaria, difusión del indeferentismo y consiguiente consolidación de las posiciones adquiridas por las fuerzas contrarrevolucionarias. Tal es, al menos, el esquema de las revoluciones tradicionales.” (Historia de la Revolución Rusa, prólogo)

Estas líneas expresan perfectamente el proceso que se ha desarrollado en Venezuela durante más de una década. En un primer momento, el movimiento bolivariano carecía de un programa revolucionario e ideología coherente. No avanzaba el objetivo de la transformación socialista de la sociedad, sino sólo un programa de revolución democrático-burguesa. Sin embargo, incluso eso era demasiado para la reaccionaria, corrupta y voraz oligarquía venezolana, que en abril del 2002 organizó un golpe contra el gobierno democráticamente elegido.

Usted dice: “Woods forma parte de ese puñado de náufragos que dejó el derrumbe de la URSS; unas ánimas solas que andan buscando patrocinador para seguir pontificando sobre el ‘marxismo-leninismo’ y ‘la revolución’ desde sus púlpitos polvorientos y cruzados de telarañas”. Y luego afirma que el marxismo y el leninismo son lo mismo que el estalinismo. Por lo tanto, asume que el sistema que yo defiendo es el que existió en la URSS antes de 1990. Eso es completamente falso.

Si se hubiera tomado la molestia de leer lo que he escrito en los últimos 50 años, estaría enterado de que nunca he defendido ese sistema, y que siempre me he opuesto al estalinismo. ¿Acaso usted puede decir lo mismo? El intento de asociar la idea de una democracia obrera defendida por Lenin y Trotsky con el régimen totalitario de Stalin y sus herederos es una distorsión que no tiene ninguna base, ni en la teoría marxista ni en los hechos.

El estalinismo y el bolchevismo son mutuamente excluyentes. Y eso se puede demostrar de manera simple con el siguiente hecho: para poder consolidar su dictadura, Stalin tuvo que exterminar a todos los viejos dirigentes bolcheviques, incluyendo a Trotsky. Un río de sangre separa el estalinismo del leninismo. Por lo tanto es bastante divertido leer que “ni una sola palabra de las que [Alan Woods] dice contiene una idea nueva o renovadora; peor aún, se jacta de ser apenas un salmodiador de clichés...”

Usted sabrá, por supuesto, que todo lo que ha escrito sobre la supuesta identidad entre el leninismo y el estalinismo es simplemente una repetición de un cliché repetido ya mil veces anteriormente. Ciertamente no hay una sola palabra de las que usted profiere que contenga una idea nueva o renovadora. Es más, lo que dice es falso.

En los últimos 20 años, los enemigos del socialismo no se han cansado de repetir la misma mentira: que el colapso de la Unión Soviética representa el fin del socialismo (e incluso el fin de la historia). Pero lo que fracasó en la URSS no era en absoluto el socialismo tal y como Marx o Lenin lo hubieran entendido. Lo que fracasó fue una caricatura totalitaria y burocrática del socialismo.

El socialismo es democrático o no es nada. Nosotros defendemos la democracia: una auténtica democracia en la que los millones de obreros y campesinos, que son la aplastante mayoría en Venezuela y otros países, tomen control de la gestión de la sociedad a todos los niveles: de las fábricas, la tierra y el Estado. Este es precisamente el mensaje en el libro de Lenin El estado y la revolución, que Chávez citó en la apertura del congreso extraordinario del PSUV (sin necesidad de que yo le obligara).

“Con esas antiguallas de Alan Woods no se puede construir una nueva sociedad sino hacer aún más gorda la tremenda torta que está poniendo Chacumbele. Es como confundir la astronomía con la astrología o creer que la Tierra es plana”.

Las ideas del marxismo son “antiguallas”. Disculpe, pero esto no es precisamente una idea nueva ni renovadora. Ha sido repetida insistentemente en los últimos 150 años, y todavía se sigue repitiendo. Uno se pregunta, ¿¡por qué se molestan!? Si el marxismo realmente está muerto, ¿por qué no dejarle que descanse en paz? ¿Por qué tanta preocupación por una idea que es una antigualla?

Lo que es realmente una antigualla, señor Petkoff, es el sistema capitalista, la llamada “economía de libre mercado” que se encuentra en una crisis sin precedentes a escala mundial. Es suficiente señalar que en este momento los grandes bancos y las grandes empresas en los EE.UU. y en los demás países capitalistas sólo sobreviven porque se aguantan en las muletas del Estado. Se han entregado billones de dinero de los contribuyentes a los bancos, mientras se afirma que no hay dinero para las pensiones, hospitales o escuelas.

Por cierto, veinte años después de la caída del Muro de Berlín, El Capital de Marx es de nuevo un éxito de ventas en Alemania. Evidentemente Alan Woods y Hugo Chávez no son los únicos en todo el mundo en interesarse por estas “antiguallas”. Y la verdad es que estas ideas ofrecen una explicación mejor del mundo moderno que las de todos los economistas y políticos burgueses juntos.

Muy gentilmente nos da lecciones sobre cómo construir una nueva sociedad. Pero la oposición a la que pertenece no está en absoluto a favor de construir una nueva sociedad. Al contrario, quiere arrastrar a Venezuela al pasado, desmantelar todas las reformas sociales y democráticas de los últimos diez años que han dado esperanza a millones de ciudadanos venezolanos que estaban excluidos, marginados, engañados y explotados bajo el viejo régimen.

Bajo la falsa “democracia” de la IV República, el pueblo tenía el derecho a votar por los candidatos de dos partidos que tenían nombres diferentes pero representaban los mismos intereses de clase –los intereses de un puñado de familias ricas que consideraban a Venezuela como su propiedad privada–. ¿Acaso hemos olvidado el Caracazo, cuando el gran “demócrata” Carlos Andrés Pérez ordenó al ejército disparar sobre hombres y mujeres desarmados en las calles de Caracas? ¿Es esa la nueva sociedad que ofrecen?

Si hay problemas en Venezuela no es porque la revolución haya ido demasiado lejos, sino porque no ha avanzado todavía suficientemente. Para poner fin al desempleo, la inflación y el caos hay que expropiar a la oligarquía, nacionalizar la tierra, la banca y las grandes industrias, para crear una economía socialista planificada democráticamente.

Es irónico leer hoy las protestas “democráticas” de la oposición venezolana. Ustedes son los mismos que organizaron el golpe contrarrevolucionario en abril del 2002. Si hubieran triunfado, ¿cuál hubiera sido el resultado? Usted habla de las supuestas ideas “nazi-fascistas” de uno de los supuestos asesores de Chávez. No conozco las ideas de la persona a la que se refiere, pero sí estoy familiarizado con los objetivos de los organizadores del golpe del 2002 para llegar a la conclusión de que su descripción sería más adecuada si se la aplicara a ellos. Pero eso no lo va a hacer, porque, hasta la fecha, usted está en un bloque político con ellos. Como dice el proverbio: dime con quién andas y te diré quién eres.

Londres, 10 de marzo 2010

Educación 0.0. Currículo en contexto.

Educación 0.0. Currículo en contexto. En el actual momento por el que atraviesa el mundo es importante reconocer las habilidades té...