Vistas de página en total

sábado, 8 de julio de 2017

De Nuestra Escuela a la Escuela

De Nuestra Escuela a la Escuela


La “hominización” no es adaptación: el hombre no se naturaliza, humaniza al mundo. La “hominización” no es solo un proceso biológico, sino también historia.
Paulo Freire

RESUMEN


El presente trabajo llamado De Nuestra Escuela a la Escuela, aborda la conceptualización de la escuela tradicional en la educación básica, y de la educación nueva activista en la secundaria, a partir de un ejercicio de memoria desde la mirada contextualizada de lo que significó a grandes rasgos el hecho educativo en la formación del autor, para cerrar con El Reto de la Formación de Nuestro Tiempo,  a modo de planteamiento para acercarse al debate de la importancia del proceso educativo mas allá de la masificación como dato cuantitativo de política pública, y verlo como cualidad necesaria para la construcción de la sociedad que se configura como venezolana en el siglo XXI.


1.1  Lo tradicional  de nuestra escuela primaria

La década de los ochentas, tiempo cronológico que definió la generación que hoy cuenta con treinta y algo más de años,  antes de los cincuenta, mezcló a una velocidad impresionante las ideas del mundo presentes en diferentes concepciones de él, logrando con ella, sobreponer imágenes fantásticas de libertad, desarrollo y unidad sobre visiones concretas de independencia, elaboración y diversidad. Ese es nuestro tiempo.
La Globalización es en realidad un eufemismo utilizado en lugar de "transnacionalización", es decir, la expansión sin límites de las corporaciones transnacionales en la economía mundial, en particular en los países en desarrolloInstituciones multilaterales como la OMC, el FMI y el Banco Mundial juegan un papel clave en este proceso. (Raghavan 1997: 63/64)
Los maestros de la primera infancia, inmersos en el hecho educativo tradicional conocieron por diferentes razones de nuevas prácticas para la América, prácticas que ya a finales de siglo XIX Europa y la corriente naturalista había empezado a teorizar y sobre todo a  materializar, éste tipo de pensamiento tenía un fuerte asiento en ideas liberales e izquierdistas las cuales centraron su objetivo en revisar los planteamientos educativos que sustentaban  el futuro por venir.  

Nuestra escuela, de gran infraestructura, de múltiples salones y de dos canchas inmensas, funcionaba acorde al planteamiento de que el maestro era la base del éxito educativo, y se hacia un gran esfuerzo por repetir y memorizar todo aquello que era relativo a las ciencias básicas requeridas para desarrollarse acorde a la ética y los valores ideológicos de la sociedad en que crecimos.

No tuvimos maestros de izquierda, pero tampoco se puede decir que los que teníamos eran de derecha, hoy parece ser que eran la génesis de la mezcla del miedo a la derecha y el temor a la visión de la izquierda, cosa desconocida por lo demás, producto de la cruzada neoliberal contra todo lo que pudiera parecerse a marxismo en el continente. Las ideas pedagógicas se batían entre el deber ser, lo estipulado, lo que siempre contaron, y algunas experiencias en distintas localidades del continente; el mercado global se perfilaba como el mentor de una generación despolitizada, ahistorica y sobre todo desigual en la prácticas cotidianas de la vida. “La escuela que tenemos hoy nació con la jerarquización y la desigualdad económica generada por aquellos que se apoderaron del excedente producido por la comunidad primitiva” (Gadotti, 1998:9)

Como no pensar en el hecho educativo, cuando él, se encargó de trazar las líneas para lo que se requiere como base fundamental de comprensión de la sociedad de ese tiempo, la pasividad. Decretar orden por violencia es crear desorden [1], la mera transmisión de información aislada de la experiencia vivencial de los alumnos, refleja un proceso educativo, que en medio de las revueltas producidas a nivel económico en el mundo, necesariamente debe cambiar su modos y sus métodos de enseñar, el aprendizaje no puede orientarse a la reproducción de los haceres y los quereres, la escuela de nuestro tiempo, se quedo ahí, como suspendida en un espacio no relacionado con la vida, como en un compás disonante del baile que se avecinaba. Nuestros maestros representaron las verdades acabadas de una historia que no había terminado, ahí fungió la escuela tradicional de la primera infancia, como la base para afrontar el camino, para vivir el desorden y aprender cómo dar forma a las ideas del tiempo que nos tocó vivir.

1.2  El centro de interés de la escuela nuestra secundaria

El final de los años noventas, mostró en diferido[2] a todo el continente los resultados de las políticas neoliberales aplicadas en distintos países de su geografía, la consagración de la educación como derecho se alzó como bandera ante la toma de medidas económicas y políticas que reclamaban que Así como el pez sólo puede vivir en sus aguas, así el jefe de Estado sólo puede dominar sin violencia[3], lo diverso se hizo diario a partir de las individualidades y el libre desarrollo comenzó a fortalecer las bases para iniciar  la compleja tarea de relacionar lo aprendido con lo vivido. El final de los noventas, se vivieron en las mismas infraestructuras escolares, pero quizá no en la misma escuela. “El primer paso en la liberación de los hombres de las cadenas externas era emanciparles de las cadenas internas de las falsas creencias e ideales” (Dewey, 1998: 9).

La secundaria comenzó a interrogarnos sobre nosotros, la memoria como tiempo cronológico empezó a preguntarnos sobre los fenómenos de ese tiempo, la despolitización trajo consigo la idea de la política y el carácter económico de la sociedad, avizoro por vez primera el entramado de relaciones que nos tenían viviendo en la misma aula, pareciera que allí, el pensamiento y el ser comenzaron a relacionarse. La concepción del Poder como capacidad de hacer, inició una larga batalla entre quienes defendían el magistrocentrismo y los que abogaban por el paidocentrismo, el aprendizaje considerando el centro de interés del educando, fortaleció sus redes en nuestra educación secundaria.
Imposible desconocer que la escuela nueva, ya tenía experiencias memorables en el continente, pero en nuestra escuela pasaron a finales de los noventa, la incursión en este nuevo modelo educativo, permitió que el educando ganara “distancia para ver su experiencia, “ad-mira”. En ese mismo instante, comienza a descodificar” (Freire, 1972: 8), la actividad y el interés en ella a partir del ejercicio del hacer transformó la dinámica relacional y comenzó a explicar procesos sociales que necesariamente desencadenaban en la resolución de conflictos con los cuales no se había aprendido a mediar en los años anteriores. Ciertamente, nuestra escuela tradicional convive con la nueva escuela de secundaria, pero el reconocimiento de la capacidad creadora y la forma de elaborar conocimiento dan muestras del presente en construcción.

Lo absoluto de la básica, se tornó relativo en el momento de enfrentarlo a la práctica, la construcción del pensamiento de nuestra escuela dio matices en el que las diversas ideas podían confluir y eran susceptibles de comprobación mas allá del dogma que la sostuviera. Afloró la revolución del pensamiento cuando aun éramos niños, sin embargo, esto es solo el principio del largo camino por un modelo educativo emancipador, por formas de enseñanza y aprendizaje liberadoras, por espacios nuevos donde las cualidades valgan tanto como las cantidades en materia de educación.

1.3  El reto de la formación de nuestro tiempo

Crecer entre el modo tradicional de educar y el nuevo modo activista de formación, en un mundo convulsionado por todos los procesos instantáneos de relación social, económica, política e incluso cultural, ya daría suficiente para pasarse lo que quede de vida biológica debatiendo sobre el cómo, el porqué y el cuándo deben ser los cambios para avanzar en el modelo que necesitamos como sociedad. Todo ha pasado muy rápido, “el mundo no es, el mundo está siendo” (Freire, 1997:85) y no podemos cambiarlo si continuamos viendo de la misma forma, las lógicas relacionales impuestas por el sistema económico imperante, hacen parecer que todo es normal como sucede, y así, justifican las inequidades y desigualdades de un modelo de sociedad que nos pertenece, pero que dudamos en construir.

“Conocer es tomar posesión. Pensar es trabajo de reflexión” (Chaui, 1984:60) el proceso formativo fundamentalmente debe orientarse hacia ese camino, los salvadores son creados por el mundo de las ideas de dominación, la divinización no cabe en el mundo racional, en el campo de las transformaciones, orientar el proceso educativo a la revisión del orden de las cosas y a partir de ahí trabajar los modos para darles un nuevo orden, hace parte de los retos fundamentales en el marco de una formación pública de calidad,  educación que combata las ideas de ineficiencia que suelen acusársele a los modelos políticos y económicos distintos al capitalismo. A un siglo de la propuesta de la escuela nueva, todavía es la escuela tradicional la que forma a los encargados de los nuevos modos educativos, es importante reconocer que en beneficio de aquello que es nuevo, joven, activo y revolucionario el conservadurismo se ha encargado de no dejar florecer las ideas de este tiempo.

Las transformaciones sociales, pasan necesariamente por el proceso educativo, sino logramos sentar las bases para la conciencia no debemos pensar en el cambio de relaciones entre personas, el mundo no es uno solo, por el contrario es el puzle de muchos mundos que permiten comprender el nuestro, el lograr ubicar el lugar donde nos encontramos permitirá que el pensamiento se descolonice, se haga irreverente y capaz de virar las fuerzas que hoy nos oprimen. La formación en este sentido debe comprender tanto a quien cumple las tareas de formador como a quien vemos en formación, porque para enseñar es necesario sentirse capaza de aprender incluso de la primavera que tenemos frente a nosotros.

Luis Fernando Claros Posada

Bibliografía
CHAUI, Marilena. 1984. ¿Qué es ser educador hoy?.Graal. Rio de Janeiro. Brasil.
DEWEY, Jhon.1998. Democracia y Educación. Ediciones Morata. España.
FREIRE, Paulo. 1972. Pedagogía del Oprimido. Siglo XXI Editores. Buenos Aires. Argentina.
FREIRE, Paulo. 1997. Pedagogía de la Autonomía. Nova Crítica. Sao Paulo. Brasil.
RAGHAVAN, Chakravarti.(1997 enero-febrero) ¿Qué es la globalización? En revista del sur 63/64. Montevideo, Uruguay.
GADOTTI, Moacir.2012.Educar para otro mundo posible.CIM. Venezuela. Caracas.
GADOTTI, Moacir.1998.Historia de las ideas pedagógicas. Siglo XXI Editores. México.






[1] Para conocer el texto integro, se recomienda leer: El poder de la no violencia. Lao Tse.
[2] reproducción de datos, imágenes o sonidos que se hace en un momento o fecha posterior al de su grabación.
[3] Para conocer el texto integro, se recomienda leer: Dominar sin violencia. Lao Tse.

0 comentarios:

Educación 0.0. Currículo en contexto.

Educación 0.0. Currículo en contexto. En el actual momento por el que atraviesa el mundo es importante reconocer las habilidades té...