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martes, 19 de marzo de 2019

No somos invisibles: Historia Insurgente



Mas hay también ¡oh Tierra! un día... un día... un día...
en que levamos anclas para jamás volver;
un día en que discurren vientos ineluctables...
¡Un día en que ya nadie nos puede retener!

 Porfirio Barba Jacob


No somos invisibles: Historia Insurgente

Hablar de Historia Insurgente, implica replantear el concepto de Historia, preguntarnos sobre como se construye la misma, desde la mentalidad del colonizador, y por ende, de cómo la reproduce el colonizado. Al referirnos a reproducción por parte del colonizado, se hace referencia directa a confrontar las fuentes que a este lado del mundo han servido como base para organizar los datos y teorizar desde la lógica occidental, todo lo que se dice que hemos vivido y como lo hemos vivido, específicamente a este lado del mundo, para ello debemos ir reflexionado como científicos-humanos la concepción del grito ¡Tierra a la vista¡ y atendiendo a la posibilidad de algún sonido que pueda haberse referido al ¡ Barco, Balsa, Canoa…! U otro  similar en un idioma que con el pasar de los años se hizo extraño para los pobladores de nuestra América.

Al decir esto, se considera importante, profundizar en los conceptos que permiten reconocer la carga histórica de los argumentos esgrimidos para hacer valida una u otra posición al respecto de lo que es realmente es cierto o no a la hora de hablar de una historia propia. Es menester orientar los programas Académicos de Grado,  de Maestría o Doctorado rumbo a un lugar que no nos lleve a reproducir las lógicas impuestas y obviar lo obvio por obvio, sino por el contrario hablar de ello con tanta profundidad que se pueda interpretar la lógica del colonizador no desde la postura victimizante que generalmente se atribuye al colonizado, pero tampoco desde el deseo de querer parecerse al colonizador para dejar de ser colonizado.

El rumbo pudiera ser el nosotros, el como nos construimos en lo individual (yo) para dar paso a la construcción colectiva de los otros (ellos), estudiando las formas y los modos en que las relaciones sociales conectan los puntos y pueden dar una nueva explicación de las lógicas que nos configuran como nación. Cómo se construyen las categorías de análisis que empleamos y cómo se problematizan para dar un sentido desde la otra visión oportuna y necesaria para encontrar los indicadores correctos que nos permitan ir acercándonos a una historia en que nosotros seamos los protagonistas de ella, y que nuestros aciertos-desaciertos se analicen conceptualmente para darles un sentido cercano al encuentro con todos.

Importante puede ser contemplar desde la posibilidad de seminarios, y otros procesos formativos no conducentes a grado, el replanteamiento del análisis de la historia desde las otras ciencias auxiliares, considerando una construcción de historia no precisamente entre los historiadores, sino entre todos los actores visibles y no visibles de ella, es decir; reconociendo la multiplicidad de conocimientos adquiridos a lo largo del transcurso de la vida y que han sido reflexionados por todos aquellos que en mayor o menor medida hemos orientado y dedicado parte de nuestro tiempo a reconstruir todo el entramado de relaciones que nos permite aproximarnos a un relato en el que se escuchen otras voces, que la tradición, la académica y el poder han silenciado para contar la historia como mejor les conviene.

 Es una ardua tarea,  pues  ¿Quién formó a los historiadores de hoy?  ¿Existen otros métodos para organizar los datos e interpretar la historia o el colonizar sigue enseñando a los colonizados? ¿Como hablar de  la historia conocida desde la visión nueva y develada,  considerando que estamos en los cómodos lugares que ha permitido ocupemos el Estado que la propagó?.

Prudente es diversificar la historia, hacerla conocida por los protagonistas de ella, pero además ir un poco más adelante o atrás según lo consideremos, y permitir que se reescriba desde todos los espacios en que el hombre y la mujer hacen vida, cuando nos referimos a esto, estamos entonces orientando a la construcción de una dinámica, en que se complejice la realidad, y la historia sea un eje de transverzalización para reflexionar, y considerar un sin fin de posibilidades para transformar la realidad que nos parece vivimos, la cual es producida generalmente como parte del pensamiento lógico lineal que nos heredo el colonialismo, y el cual desechó la fantasía, la realidad, y la historia tienen más de fantástica, de acto creador que de lógica binaria, donde unos ganan y otros pierden, y eso es fácil de constatar cuando nos encontramos frente a las realidades locales y vemos como ellas van construyendo el imaginario global.

La historia insurgente, parte necesariamente de un movimiento casi que a la velocidad de la luz, un proceso que no permite ni el estancamiento ni mucho menos el envejecimiento de las ideas de lo que somos y él como interpretamos lo que ha sucedido, la conciencia genera que la realidad se defina cuando dos o más actores la están observando, nos permite reconocer el tiempo y los espacios en que las cosas suceden y cómo suceden, de eso depende la inmortalidad de nuestros constructos como pueblos. Que nos ha ocurrido, que como se nos contó, omitió el relato de esta parte del contiene, nuestros pobladores ancestrales, aparecen retratados en ella, en la historia tradicional, la de los historiadores de oficio, con símbolos que luego nos enseñaron como anti valores, perezosos, lujuriosos, envidioso, e incapacidad de acciones por motivo propio. Nos han dicho que nuestra historia es la historia de héroes, generalmente blancos, y que bajo las premisas del salvajismo, la barbarie y la civilización vinieron a salvarnos. ¿De qué? Justamente de todos esos anti valores que nos contaron teníamos y en la actualidad aun marcan la pauta, para valorar quien es más o quien es menos, según los criterios elaborados por quienes se dicen vencieron.

América al igual que áfrica y parte de Oceanía en medidas similares, ha escuchado de manera constante que así se construyó su historia. Entonces, ahora, hablar de historia insurgente, debe necesariamente, conectarnos como un solo pueblo, ha de procurar permitir ver como la fundación del barrio en donde vivimos se conecta con la realidad del municipio al que pertenece, que no es extraña a las dinámicas económicas, sociales, políticas del estado que lo contiene ni del país en que geográficamente se ubica, pero no solo es eso, está conectada a una región continental, y a su vez al continente, que tienen relaciones con otros continentes, donde también existen barrios que se están fundando. La reflexión no es lineal, ni se acabo el modo de contarnos, la historia insurgente está buscando en el pasado con los mismos datos una versión visible de nosotros, es decir, un reencuentro con nuestra realidades, con nuestras formas y modos de vernos ante el otro y ante nosotros, pero también está escribiendo lo que actualmente nos sucede como pueblo, y del mismo modo como en el pasado nos busca visibilizar, en el presente nos está mostrando y lo más interesante es que está haciendo que los otros nos vean, que lo quieran o no, observen que estamos aquí, que no somos invisibles como pueblo, y que América, no pertenece a otro continente, América es un continente, y como tal tiene Derechos.

Luis Fernando Claros Posada

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