Postal de la Iglesia de San Miguel de
Andújar.- Años 50-60
La misa
Entre
el bullicio de la música del bar, la voz de los asistentes, y el repicar de las
campanas de la iglesia ubicada a unas cuadras del reciento recreativo, Eduardo
Cadavid, vecino del pueblo y reconocido comerciante de todo el valle del cauca,
se encontraba sentado en la primera mesa ubicada justo después de la entrada
del local, con una media caneca[1]
de aguardiente y una copa a la mitad llena, con las palmas de las manos sobre
la mesa, el torso firme sin señal de joroba alguna y la mirada fija observando
el vacio y recordando el encuentro que temprano había tenido en el camino con
los forasteros. Muchos le habían contado de los otros pueblos, pero en ningún
sitio había escuchado nombrar a la Paila, dos días atrás le habían dicho que
habían llegado al pueblo, pero que va, eso para él fue puro cuento.
A
las dos de la tarde, bajando de la finca de los Morales con la carga de
caña, cerca de la rivera del rio,
escucho los tiros y el relincho de los caballos, sin embargo no vio pájaros
alzar el vuelo, detuvo el paso y a pocos metros entre los matorrales vio a seis
hombres de pie junto a dos muertos. Arrió la carga y corrió como perseguido por
el viento, dos horas más tarde en la tienda de Antonia la negra de
Buenaventura, supo de la muerte de dos peones de la finca de los Silva, por
liberales, según dijeron.
Una
mano fría se poso en su hombro izquierdo, y antes de mirar a quien pertenecía,
escucho con un marcado acento foráneo, “Buena
noche paisano, no pensé que volvería a verlo”, eran las siete de la noche, repico
la última campanada de la iglesia, y en su mente se escucho el siguiente rezo;
“Oh Divino Jesús que dijiste: «Pedid y
recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá; porque todo el que
pide recibe, y el que busca encuentra, y a quien llama se le abre». Mírame
postrado a tus plantas suplicándote me concedas una audiencia. Tus palabras me
infunden confianza, sobre todo ahora que necesito que me hagas un favor…”[2]
Luis Fernando Claros Posada
[1]
Una “caneca”
es un contenedor de licor en el Valle del Cauca, mientras que en resto de Colombia
es un contenedor de basura.
[2]
Oración al
sagrado corazón de Jesús.
0 comentarios:
Publicar un comentario