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jueves, 28 de febrero de 2019

La Paila


Desarrollo urbano en adobe y guadua. Calle principal de El Águila, C. 1950.  Autor: BELISARIO CLAVIJO Año: 1950-01-01


La Paila

“Divino y Justo Juez de vivos y muertos, eterno sol de justicia, encarnado en el casto vientre de la Virgen María por la salud del linaje humano”[1] Fue lo primero que se le vino a la mente cuando escucho su nombre esa noche a casi un metro de lugar donde se encontraba sentado en la barra, sin voltear a mirar pero,  con los ojos puestos en el espejo que tenía enfrente donde se ubican los licores, Fulgencio Silva pudo ver al hombre que lo buscaba, un currucatico[2] de no más de 1.60 cm, vestido de negro y un sombreo de ala ancha como el que él mismo usaba. Lo observo detenidamente cuando estaba parado junto al hombre que se encontraba en la mesa que daba a su costado, lo repaso con la mirada de pies a cabeza, y pudo notar que entre la hebilla y la camisa cargaba un revolver,  Tú te hiciste invisible a tus enemigos, a tu voz retrocedieron cayendo por tierra en el huerto los que fueron a aprisionarte y cuando expirabas en la Cruz, a tu poderoso acento se estremecieron los orbes”… a todo esto la oración continuaba en su cabeza, y la pasividad con que el tipo observaba a todos los clientes, desesperaba a Fulgencio, quien sostenía en su mano derecha una copa carretillera de aguardiente y su izquierda empuñada bajo la barra.

Olvidaba decir; que hacía pocos meses había comenzado la Violencia.

Luis Fernando Claros Posada


[1] Oración al Justo Juez, muy popular entre los creyentes católicos durante la época de la violencia en Colombia
[2] Que es muy pequeño o insignificante.




 


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