Imagen tomada de www.necesitodetodos.org
Indiscutiblemente
la historia de la humanidad en el marco de la aldea global es sumamente maravillosa,
impresionante, pero cuando nos fijamos
en las aldeas locales, en los acontecimientos que han sucedido a escala micro
social, la tradición oral de los pueblos, y como esta ha permitido que nos
conectemos unos a otros y logremos identificar nuestras diferencias para poder
encontrarnos y reconocernos, se abre ante nuestras mentes y nuestros ojos todo
un universo de experiencias que nos han nutrido como especie y que nos permiten
ver que todavía tenemos mucho que aprender y tiempo para enseñar.
Hoy
traigo a mi muro, un relato, el Sueño del Sultán, que nos cuenta lo importante
que es saber comunicarnos para propiciar el sano entendimiento.
Disfrútenlo
tanto o más que yo!!!
Luis Fernando Claros-Posada
El Sueño del Sultán
Un
Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Al despertar, ordenó llamar a
un Sabio para que interpretase su sueño.
-
¡Qué desgracia Mi Señor! – Exclamó el Sabio – cada diente caído representa
la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.
-
¡Qué insolencia! – gritó el Sultán enfurecido – ¿Cómo te atreves a decirme
semejante cosa? ¡Fuera de aquí!
Llamó
a su guardia y encargó que le dieran cien latigazos. Más tarde mandó que
le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de
escuchar al Sultán con atención, le dijo:
-
¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño
significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes.
Se
iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran
cien monedas de oro. Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le
dijo admirado:
-
¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma
que el primer Sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y
a ti con cien monedas de oro.
-
Recuerda bien amigo mío, respondió el segundo Sabio: “Que todo depende de la
forma como se dicen las cosas. Uno de los grandes desafíos de la humanidad es
aprender a comunicarse. De la comunicación depende, muchas veces, la
felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en
cualquier situación, de esto no cabe la menor duda, más la forma con que debe
ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas. La verdad
puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de
alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la
ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado.”
http://auladeideas.com/blog/recursos/relato-sobre-las-palabras-que-elegimos-al-comunicarnos-y-sus-consecuencias/
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