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miércoles, 8 de agosto de 2018

Formación en Seguridad Ciudadana a la luz de La Gran Misión a Toda Vida Venezuela y La Gran Misión Justicia Socialista


Resumen

El presente artículo permite enmarcar la importancia de la formación constante en todos los procesos que implican el desarrollo de nuevas estructuras-estructurantes que permitirán la transformación de las realidades sociales, en el caso presente, a la luz de dos grandes misiones, que tienen como reto, hacer de la política en seguridad ciudadana un nuevo ejercicio de construcción colectiva, en el que los directamente afectados, el pueblo, y quien se supone es el responsable de la seguridad, el Estado, puedan encontrarse e iniciar el rumbo que nos puede llevar a vivir espacios más gratos para nosotros y compartir territorios amenos y seguros para todos. La Gran Misión a Toda Vida Venezuela y la Gran Misión Justicia Socialista, se encuentran revestidas de un inminente carácter educativo que promueve constantes espacios de interacción entre el Gobierno en cualquiera de sus escalas, y el Poder Popular como sujeto histórico de la Revolución Bolivariana.


  
Formación en Seguridad Ciudadana a la luz de La Gran Misión a Toda Vida Venezuela y La Gran Misión Justicia Socialista.


Aproximarse a la construcción de procesos sociales inclusivos en detrimento de la exclusión caracterizadora que nos ha  relegado la modernidad, implica pensar en el otro, y al tiempo pensar en un yo, interpelándonos sistemáticamente sobre la construcción de lo  comunitario como espacio-territorial para el disfrute de la convivencia, libre de los atisbos coloniales que procuran relaciones de poder entre un  nosotros y un ellos. Esto implica construir líneas de abordaje estratégico que cumplan el rol de marcar sendas por donde avanzar en el marco de la construcción colectiva e interpretación de las realidades desde la escucha atenta de la voz de lo silenciado y la apertura a nuevas certezas que también son parte de nuestras historias comunes; aquí subyace el principio de una propuesta que prioriza la preservación de la vida no como parte de “Inclusiones cuantitativas, globales, políticamente correctas y sensiblemente confusas”[1], sino por el contrario, del reconocimiento de cualidades humanas, localización de políticas y claridad de acciones a desarrollar para el alcance del objetivo propuesto.

Nos encontramos así con una realidad concreta, la construcción de la política pública de seguridad Ciudadana en el marco de la Revolución Bolivariana, viendo ésta mas allá de la forma instrumental que permite definirla como más control sobre la población para la reducción de índices de violencia e inseguridad, y confiando más en la construcción de un proceso de formación en el que la autorregulación permita ver que “ no es solo un problema policial o de una política policial, sino de confrontar el modelo cultural de la violencia que se nos inculcó desde el aparato industrial del capitalismo”[2] y que ha permeado la construcción de nuestras identidades y con ello el reforzamiento de condiciones subjetivas y objetivas para buscar en la práctica de acciones violentas el reconocimiento como actores importantes de muchos de nuestros ciudadanos, en los espacios-territoriales donde se hace vida común.

La Gran Misión a Toda Vida Venezuela se sitúa ahí, en aquel lugar en donde se inicia la problematización de los no lugares, de los no espacios, de lo no común a todos, porque han sido lugares y espacios de uso privativo del colonizador en los que la practica ha sido constantemente desdibujar al colonizado, al punto de extrañarlo de su condición de ciudadano y con ello de su corresponsabilidad como hacedor de políticas públicas que aborden sus realidades sociales, marcando así el camino hacia la invisibilización de la vida pública y haciéndolo desaparecer de los espacios políticos que promueven la consolidación de un modelo participativo protagónico capaz de transformar las realidades sociales, el cual implica un nosotros, frente a un ellos en que el capital rige las relaciones humanas, desde la visión dicotómica planteada por el sistema capitalista. Ella, La Gran Misión a Toda Vida Venezuela marca entonces el rumbo por donde se aborda el pensar la construcción de los procesos sociales, y con ella el origen de la inseguridad y la violencia no desde el pobre, sino desde las condiciones materiales que generan de la pobreza y las inequidades sociales. Iniciando así, la revisión de las estructuras de Estado para poder permitir el paso a la estructuración de condiciones para el abordaje integral de una política cónsona con la realidad del país.

El modelo preventivo de la política en materia de seguridad ciudadana se aprecia como pilar fundamental para iniciar los procesos de formación junto al control penal y hace el llamado a los poderes públicos nacionales, estadales y municipales para que se aboquen a la acciones que permitan materializar los objetivos, permitiendo ver la voluntad política de el necesario trabajo mancomunado entre el Gobierno Nacional y el Pueblo en su conjunto para apalear el problema de inseguridad y violencia en el espacio- territorio.

Ahora bien, con el diseño de la Gran Misión Justicia Socialista, como brazo sustantivo de la Gran Misión a Toda Vida Venezuela, se clarifica en lo teórico-conceptual el significado del necesario trabajo mancomunado entre el Gobierno Nacional y el Pueblo, cuando aborda la construcción de la política pública en materia de seguridad ciudadana bajo la premisa de integralidad, en cuanto a la “planificación espacial, sectorial e institucional como ordenadores Revolucionarios. Las escalas espaciales locales para el Poder Popular, Social y Socialismo territorial y de servicios, así como las subregiones como ordenadores del sistema de Gobierno económico sectorial, en lo productivo”[3]. Afianzando  la importancia de un proceso formativo que lleve a la consolidación de lo propuesto.      
 
Orientando de este modo el desarrollo de Proyectos Socio-Integradores, como método dentro del marco del cambio paradigmático de construcción de políticas públicas, que refiere el desarrollo de paradigmas emergentes, en que lo socio-critico sea el marco general para las acciones en que la población puede diagnosticar el estado en que se encuentran sus necesidades en cuanto a seguridad se refiere y actuar incluso sobre los niveles perceptivos de ésta en referencia a los niveles socio-económicos en que se encuentran insertos los ciudadanos, poniendo en práctica la transferencia de competencias para la resolución de problemas comunitarios a partir del reconocimiento de una nueva dimensión espacial y territorial de los procesos sociales que se construyen.

Ahora bien, el reto formativo que se aproxima es el meollo del asunto, porque las bases generales se sientan en La Gran Misión A toda Vida Venezuela, y en la Gran Misión Justicia Socialista, el Estado en transformación hace visible el paradigma, el método y la metodología que nos puede llevar a una reconfiguración justa y necesaria de pensar y construir la política de seguridad ciudadana y sobre todo, la política de convivencia, para recobrar los espacios de cada uno, y recuperar los territorios de todos.  Pero ¿cómo hacerlo? ¿Con las herramientas de la educación tradicional? ¿Con las formas ya conocidas de educar? O con un modelo andragogico y popular, que busque el pensar en la espacialidad colonial de cada uno de los sujetos que estamos implicados en la construcción de la política,  una nueva espacialidad multicultural, que nos haga profundizar en el debate y transformar todo aquello que requiera ser transformado para darle paso a un Estado en que pueblo, gobierno, y poderes públicos conecten sus puntos comunes y avancen en el mismo objetivo para todos.

Esto último, complejiza entonces el proceso, pues implica entrelazarnos y reconocernos a la luz de estas dos grandes misiones, como educadores y educandos en constante formación, como creadores de nuevo conocimiento, y de nuevos poderes, para poder hacer de nuestra sociedad, el espacio preciso para encontrarnos y resolver nuestros conflictos de manera pacífica, disminuyendo sustancialmente la ocurrencia de hechos de violencia en cualquiera de sus modalidades y en cualquier parte de nuestro territorio.


 Msc. Luis Fernando Claros Posada


[1] Skiliar, C. Alteridades y pedagogías .Educación & Sociedad, año XXIII, no 79, Agosto/2002

[2] Discurso de Elías Jaua Milano, Vicepresidente ejecutivo de la República Bolivariana de Venezuela en el encuentro con Alcaldes y Gobernadores. UNES. 10/07/2012.
[3] Introducción del Documento Rector Gran Misión Justicia Socialista. Pag.6

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