Resumen
El hecho educativo
responde a un proceso complejo de resignificación de las realidades que los
seres humanos construyen diariamente con base a las relaciones que entablan
entre sí y con otros para dar sentido a lo que conocemos como sociedad. El
Proyecto Integrador como método para avanzar en el quehacer científico y además
contribuir de manera tangible a la transformación del modelo político y
económico de la República, pude aportar desde su fase comunitaria en la
construcción de un nuevo modelo de ciudadanía que permita la mejora en la
calidad de vida individual y colectiva de quienes se involucran con él,
educadores, educandos y actores comunitarios. El presente documento invita a
los interesados en la materia a mirar el quehacer científico no desde otro
punto de visto sino desde otro lugar desde donde se pueda observar que el
conocimiento si no es útil a las realidades contemporáneas, no permite avanzar
en las transformaciones requeridas de la actualidad. Hace parte de una
investigación que actualmente se desarrolla en materia de implementación de
Proyectos Integradores que procura contribuir al fortalecimiento del método que
nos permita construir conocimiento y transformar la educación universitaria en
Venezuela trabajando lo común a partir de las diferencias y no de las semejanzas como históricamente se
nos ha enseñado.
Palabra Clave: Educativo,
Realidad, Complejo, Comunitario, Conocimiento, Proyecto.
El
acto comunitario de-construir
conocimiento en el Proyecto Integrador
El
hecho educativo es necesariamente un proceso de vinculación tanto del educador
como del educando con el contexto en que se desarrolla su acontecer diario de
aprendizaje para la vida, esta relación es justamente la que permite que ambos
actores puedan poner en práctica el producto de sus reflexiones individuales, las
cuales parten de los criterios que ellos mismos han elaborado, considerando su
experiencia vinculativa, para luego ser
socializadas y así definir las características que delinean las formas en que
se desarrolla el comportamiento social en función de las relaciones que se entablan con el sistema. Si acaso uno de los
dos actores no logra reconocerse en la dinámica en que se haya inserto y por el
contrario, se extraña de ella, convenciéndose así mismo de que pertenece a un
contexto distinto, el hecho educativo se desvincula de la realidad y el proceso
mediante el cual la reflexión individual no se enfrentó a la socialización en
la práctica, no permite que esta se transforme en colectiva, viéndose
fragmentado, y no permitiendo que el actor logre comprender las dinámicas de la
sociedad en ninguna de sus categorías, entiéndase estas como: económica,
política, cultural y la social propiamente dicha.
Ahora
bien, el que no logre comprender la realidad en que se encuentra inserto, no
quiere decir que no pueda conocer de ella, ya que;
La actitud que el
hombre adopta primaria e inmediatamente hacia la realidad no es la de un sujeto
abstracto cognoscente, o la de una mente pensante que enfoca la realidad de un
modo especulativo, sino la de un ser que actúa objetiva y prácticamente, la de
un individuo histórico que despliega su actividad practica con respecto a la
naturaleza y los hombres y persigue la realización de sus fines e interés
dentro de un conjunto determinado de relaciones sociales. (Kosic. 1967:25)
Visibilizándose
de este modo que en la estructura de su
pensamiento, el conocer, es un proceso que no se desvincula de la integralidad
de su ser, pues éste, está dándose forma como una parte dentro de la unidad,
que probablemente no es la realidad concreta generalizada, pero hace parte de
lo que Kosic (1967) llama; “pensamiento
común, la forma ideológica del obrar
humano de cada día”, lo cual sitúa al actor educativo en un campo de la
realidad que se requiere sea investigada y develada para encontrar los puntos
conexos entre lo individual y lo colectivo, permitiendo transformar las
relaciones y con ello generar condiciones para vivir bien, en el sistema que se
desarrolla como ser humano. Producto de ello, es que se hace de suma
importancia que en este caso quien funge
como Educador no sea el actor que presenta dicho extrañamiento y por lo tanto
esté consciente de que “la idea de la
realidad no es otra cosa que la materia trasladada y traducida en el cerebro
humano” (Plejanov 1974:7) ya, que generalmente cuando se realizan los
interés individuales también se producen determinadas cosas que se encuentran
encerradas en el interior de las acciones, de las cuales quien cumple su
objetivo no se percata ni hace parte de su punto de vista a la hora de
alcanzada su meta.
Es
por eso que en el proceso del diseño del proyecto integrador, se debe hacer ver
y sobretodo comprender, que la Praxis como categoría de investigación de la
realidad, permite producir conocimiento científico útil producto del trabajo
comunitario, logrando así que las bases del ser, del hacer, del conocer y el
convivir se concreten en la transversalización de las ideas y los haceres de
quienes cumplen los roles de
sujetos-objetos-sujetos de transformación y que se encuentran implicados en él,
logrando generar una nueva dinámica
relacional en torno a la forma de entender y comprender la realidad social
desde los nuevos constructos producidos, y que permita a su vez el desarrollo
de las comunidades en que se insertan los educandos, como en ellos mismos y en
el educador que guía el proceso formativo. Este proceso, el del trabajo
comunitario debe orientarse a “convertir
en fuerza social la voluntad de construir, a través de acciones directas,
nuevas acciones sociales” (Gadotti. 2012:9).
Generalmente
el termino comunitario, suele remitir al concepto de lo común, de comunidad, lo
que es de todos, que pertenece a todos, y por ende, es responsabilidad de
todos, sin embargo, a la hora de iniciar procesos de trabajo comunitario en el
marco de lo que se denomina proyectos integradores, se suele:
- Instruir el abordaje de sectores
comunales en que los educandos poco o nada de contacto tienen, y por ende,
no está asegurado el éxito más que de lo no realizado.
- Hacer sobre la base de proyectos,
productos de diagnóstico que poco tienen que ver con una realidad tangible
comunal, pues han nacido con el nombre del proyecto a realizar en los años
siguientes.
- Pedir proyectos que logren la concreción de productos ABC (Aceras,
Cemento y Cabillas) sin considerar la capacidad organizativa de los
actores sociales comunales, ni el desarrollo de las habilidades de los
educandos en formación al respecto de la ejecución de este tipo de
acciones.
Dándole
vida por medio de este accionar al “Mundo
de la pseudoconcreción, es decir, el mundo de la praxis fetichizada,
unilateral, en el que los hombres y las cosas son objetos de manipulación”.
(Kosic. 1967:10) y por ende los acuerdos
individuales, que no permiten fortalecer las relaciones con los otros, y en
cambio si difuminarlas y haciéndolas no existir en un mundo mediatizado, en el que
los asuntos comunes en realidad son de quien se apropia de ellos, y lo
individual es simplemente una respuesta de lo no común a todos. Y es que en el
desarrollo del trabajo comunitario, los acuerdos del yo y del tu, son los que
crean el nosotros, al igual que en el proceso de diagnostico,
es por eso, que no son proyectos particulares, sino una etapa del macro
proyecto integrador, un proceso que permite
aprehender del yo al respecto del
otro y así, hacerse conocedor de algo nuevo, pero de la misma naturaleza
del sujeto que lo conoce, es decir; lo comunitario en esta modalidad de
investigación debe enseñar la deconstrucción de la realidad a partir del objeto
de investigación en tanto que quienes aprenden son sujetos y viceversa, para
estos fines el sector comunal al igual que el educando y el educador, deben
aprehender unos de otros, aquí juega un papel importante la “intencionalidad, entendida como la raíz
común del pensamiento y el deseo” (Theodosiadis. 1996:7.
La universidad
que se tiene, desarrolla su práctica investigativa considerando nuevos
preceptos epistemológicos, pero formando en los procesos de hacer ciencia
tradicional, habla de los nuevos constructos pero, sus operadores educativos
practican lo que aprendieron en las
casas de estudio que los formaron y que a sus ojos dan resultados, pues ellos,
son producto de ellas, sin considerar previamente, que en esas;
Universidades, aprendemos bien a separar las
cosas. Lamentablemente no aprendemos a reunirlas, a enlazarlas, a religarlas.
Estamos acostumbrados a reducir nuestras visiones complejas a un elemento
simple más que a construirlas y perdemos así la posibilidad de ver las
interacciones y las totalidades
He
allí la raíz de considerar el trabajo comunitario como un proyecto comunitario
en el marco del Proyecto integrador, en principio no es recomendable instruir
el abordaje de sectores comunales distintos al que los educandos conocen
históricamente, es menester considerar que el punto y circulo del abordaje, se
fundamenta en el proceso de formación del educando no en la ubicación física de
la institución, es por ello, que las cuotas de ingreso, deben considerar
aspirantes del sector donde se ubica la universidad para que quienes vivan en
torno a ella, construyan su proceso de aprendizaje en las comunidad de origen,
y quienes no son de ahí, lo hagan en los espacios de donde provienen, es
importante tomar en cuenta, que al inicio del diagnostico, uno de los acuerdos
de los educandos, debe ser seleccionar la comunidad de origen que más les
favorece, de acuerdo a sus condiciones de residencia, tiempo y conocimiento del
sector, “El hombre solo conoce, en cuanto
crea la realidad humano-social” (Kosic. 1967:11) y ellos hacen vida en los
lugares de donde provienen.
Abstraer
al educando de su sitio de origen para llevarlo a formarse fuera de él,
equivale pedirle al hijo del trabajador del campo que se venga a la ciudad para
aprender a cultivar la tierra, esto podría verse en términos de Morín (1994)
que responde a “un principio supra-lógico
que organiza el pensamiento y que gobierna la visión de las cosas sin que se
tenga conciencia de ellas” reduciendo así, el proceso de aprendizaje a un
proceso técnico que requiere de la presentación formal de documentos que dan fe
del trabajo realizado, sin otro criterio, que el cumpli-miento.
El enfoque socio-critico que se operativiza
con el Proyecto Integrador debe procurar constantemente la creación de
criterios que permitan al educador, al educando y a los diversos actores
sociales tomar conciencia de los
fundamentos de su experiencia y trasformar esos fundamentos, para que su
práctica diaria se enmarque en la re-significación del mundo particularista y
de este modo lo semiológico, es decir; los signos de la relación puedan ser reconocidos
por todos, y en el campo semántico, cuando se elaboran los discursos que dan
certeza de lo valido y lo no valido, en este caso para el aprendizaje y la
organización, se comprenda la importancia de los acuerdos individuales para con el otro desde el campo individual y el
constructo del nosotros.
El
trabajo comunitario en este marco de investigación para la formación integral
del profesional, hace que lo fundamental en el proceso de aprendizaje mas allá
de comprender teóricamente cual es el contenido de lo enseñado de acuerdo a los
pensum universitarios, sea realmente la puesta en práctica en el momento adecuado, considerando
el marco apropiado y necesario de lo aprendido. “La praxis, lejos de recluir al hombre en su subjetividad, es la vía
para superarla, pues ella crea la realidad humana que hace posible su apertura
al ser, la comprensión de la realidad en general”. (Kosic. 1967:15-16).
El
trabajo comunitario visibiliza nuevas formas de encontrar respuestas a
problemas comunes que afectan el contexto en que se desarrolla la vida común,
es decir; contribuye a que el pensamiento se haga multidisciplinario y obliga
en primer lugar al educando a buscar soluciones para la presentación de su
trabajo en dinámicas que no conoce y de las cuales se debe hacer conocedor para
poder avanzar, es decir; a conocer una realidad que no le es ajena pero nunca
antes a intentado conocer, y por ende ahora debe tomar conciencia de ella como
parte fundamental de los procesos, en segundo lugar, permite que los actores
comunitarios, conozcan que el profesional en formación y aun el egresado no son
depositarios de las respuestas a todas las necesidades, y que estas se
construyen considerando aportes de todos los implicados en el asunto, y
tercero, garantiza que el educador continúe su proceso de aprehendizaje con
cada nuevo encuentro de realidades concretas que le permite teorizar mejor una
práctica metodológica que de a poco va integrando nuevas formas de darle vida a
lo científico, procurando hacer de lo sensible el fundamento de lo inteligible
sin excluir a los actores que continuamente crean el mundo en que se desarrolla
su vida.
Visto
de este modo, el trabajo comunitario en el marco del desarrollo del proyecto
integrador, hace del respeto a sí mismo la base fundamental del desarrollo
individual y colectivo, razón por la cual, en su primera fase: conocida como el
diagnostico, pedir desde la visión instrumentalista de la educación tradicional
universitaria, que tengan un titulo de proyecto, es contraproducente tanto para
el educando como para la comunidad con la que se acuerda trabajar en conjunto,
ya que “el pensamiento que quiera conocer adecuadamente
la realidad, y que no se contente con los esquemas abstractos de la realidad,
ni con simples representaciones también abstractas de ella, debe destruir la
aparente independencia del mundo de las relaciones inmediatas cotidianas” (Kosic.
1967:35) y un proyecto de transformación social, no se da en función de un
titulo, sino de las relaciones que se construyen día a día y en las cuales, la
visión de integralidad de las cosas permite comprender estructuralmente lo que
produce el fenómeno que los afecta. Generalmente, casar desde el principio el
nombre de la profesión que se aspira egresar con este tipo de metodología hace
que los contenidos teóricos que se instruyen en el aula de clase ganen
preponderancia sobre la praxis educativa y por ende; tiende a reproducir formas
de investigación científica en las cuales lo comunitario deja de existir, el
diagnóstico tampoco se desarrolla y muchos menos se da lo productivo o la
sistematización de la experiencia, más allá de una forma de presentar recaudos para el egreso.
En
el marco de la modernidad “se asume como natural la
fragmentación disciplinaria. Nos cuesta volver a pensar en todos, en totalidades”. (Medina. 2006:46) la re significación de los procesos
que permiten hacer sociedad, debe indiscutiblemente llevar a que el hecho
educativo, permita visibilizar lo complejo de las formas en que construimos los
imaginarios y con ello las relaciones que nos llevan a hacer comunidad, uno de
los principios que pudieran regir el trabajo comunitario en el marco del
proyecto integrador, puede considerar que en la comunidad primitiva;
La educación no estaba confiada a nadie en
especial, sino a la vigilancia difusa del ambiente. Gracias a una insensible y espontánea asimilación de su contorno, el niño se iba conformando poco a poco
dentro de los moldes
reverenciados por el grupo. La diaria convivencia con el adulto lo introducía
en las creencias y las prácticas
que su medio social tenía por mejores. Desde las espaldas de la madre, colgado dentro de un saco,
asistía y se entremezclaba a la vida de la sociedad, ajustándose a sus ritmos y a sus normas, y como la madre
marchaba sin cesar de un lado
para otro y la lactancia duraba varios años, el niño adquiría su primera educación sin que nadie lo dirigiera
expresamente. (Ponce 1994:2)
La
visión que se creó del hecho educativo respecto del Educador frente así, y
frente al Educando, fue la del poseedor del conocimiento, se crearon educadores
para todas las áreas del conocimiento, y se separaron las relaciones que lo
unifican y lo hacen total en composición de unidades, esta misma visión permeo
el imaginario del Educando, como discípulo vacio que requiere ser copado de
contenidos para funcionar en el sistema, así también, se aisló a la comunidad,
de la cual ambos hacen parte, del proceso de aprendizaje en el cual todos son
susceptibles de brindar educación. La enseñanza de la vida por medio de la
vida, es un proceso que se trunco en el contexto en que
La división social del
trabajo provoca la ruptura del campo semántico y, por lo tanto; del saber, en
el subcampo de las significaciones particularistas, ligado al mundo de la
ejecución mecánica del trabajo. Por un lado, la burguesía que monopoliza los
metalenguajes y con ello la tecnología,
la producción de la cultura, el poder en general, por el otro lado, las clases
trabajadoras, que tienen que conformarse con un saber disminuido,
particularista, sumido en lo inmediato, valido solo para la ejecución mecánica
de tareas parciales, pero desconocedor de los mecanismos con que se organiza y
actúa la totalidad. (Achabal. 1977:72)
La universidad experimental se nutre de los
hijos de los trabajadores, los metalenguajes y la tecnología se hacen parte de
los procesos generales de aprendizaje que se desarrollan, integrar significa
recomponer, es decir; volver a dar composición a las relaciones que se tejen y
entretejen entre la unidad del fenómeno y su esencia, el trabajo comunitario,
permite que la producción del conocimiento y de la cultura que lo crea, centre su raíz en el encuentro con el otro
desde la concepción de lo individual y la responsabilidad que se tiene con el
contexto, además de permitir que el poder, como figura abstracta se concrete en
el hacer cotidiano, en el desarrollo de las habilidades que permiten
transformar los entornos de vida y con ello el imaginario de la realidad que
circunda cada relación en la que como seres humanos se configura la sociedad,
los conceptos y la abstracción del proyecto integrador, son un método que
descompone la unidad para posteriormente permitir que los actores involucrados
logren totalizar y comprender lo estructural de los fenómenos que afectan
cotidianamente la vida, los cuales bajo el criterio del sentido común no son
susceptibles de comprender. Razón por la cual, un titulo de proyecto referido
directamente en su génesis al nombre de la profesión que se aspira egresar o
ABC es contradictorio con la propuesta misma de la transformación en la forma
de producir conocimiento científico útil, desde una epsíteme que busque
de-colonizar el pensamiento de los pueblos.
Msc. Luis Fernando Claros Posada